Tiempo de elecciones, poesía rural y cuentos urbanos
A mí
lo que me duele
es el pecho;
(el pecho
tiene forma
de España).
El médico me ha dicho: -mucho
aire,
Mucho ai….
-Como no lo pinte.
(Blas de OTERO)
En el Medio Rural nos duele hace mucho tiempo ese pecho, con forma de España y sabor a pueblo. Cada vez que se escribe un cuento urbano o un relato breve con olor a Decreto nos falta el aire y se muere un verso, o lo que es lo mismo, una explotación, un paisaje, un campanario, un río o un pueblo.
¡Cuántas veces hemos oído hablar del grave problema de la despoblación por aquellos que desde hace tiempo la están “poblando”! Con que poco pudor se escriben los cuentos urbanos en las cañadas, en las escuelas vacías, en las manos ajadas o en las arrugas de nuestros ancestros. Vienen con los pies llenos de alquitrán, con los bolsillos vacíos y sus mejores disfraces de carnaval. Y, sin embargo, con una sonrisa les aplaudimos y les ofrecemos nuestras mejores viandas y vinos.
Así somos, hospitalarios y buenos, como nos enseñaron nuestros padres y abuelos. Desde ASAJA Aragón denunciamos aquí, en Madrid, en Bruselas o en Lisboa los renglones torcidos que se escriben en nuestros campos, en nuestras granjas, en nuestros árboles o pastos; los renglones torcidos que muestran el camino del asfalto a nuestras esposas e hijos, que perdieron la esperanza con el penúltimo tendero o el último maestro. Y, a pesar de todo, esa España vacía que se llena de versos rotos sobrevive y coge aire y respira hondo, y con alguna lágrima en los ojos ríe y canta con la nueva palabra que le trae un verso.
En unas semanas vienen todas las elecciones juntas: las unas, las otras y las de más allá; las Generales, las Autonómicas y las Europeas. ¡Cuántas promesas y cuántos “prometedores” líderes políticos veremos llegar a nuestras tierras en estos meses!
Nos harán creer que no estamos olvidados, que formamos parte de sus preocupaciones, que nuestro voto cambiará las cosas, pero si nuestros políticos no cambian su mirada será tan solo un sueño efímero de primavera.
Ver más allá de las estadísticas y de los horizontes estrechos requiere algo que no se aprende en un despacho. ¿Por qué no aprovecháis ahora, que tal vez estéis dispuestos, a aprender como lo hemos hecho nosotros de los sonidos que trae el aire, el agua, el suelo, la tierra o el bosque? ¿Por qué no soñar que al fin vuestra mirada se encontrará con la verdad sencilla y serena de nuestra tierra? y ¿por qué no creer que a finales de marzo o en abril, con los primeros días de primavera, dejaréis de escribir cuentos y vendréis a nuestra Asamblea de ASAJA Huesca con Presupuestos para el Medio Rural y la esperanza de un verso nuevo?
“Abrir nuestras ventanas; sentir
el aire nuevo;
pasar por un camino que huele
a madreselvas;
beber con un amigo; charlar o
bien callarse;
sentir que el sentimiento de los
otros es nuestro;
mirarse en unos ojos que nos
miran sin mancha”.
(Gabriel Celaya)